ROSER

 



Estuvo en casa nuestra hija Roser, un fin de semana largo, del 4 al 7 de diciembre, para dar una charla en la casa de cultura, evento encuadrado en los actos del 25 noviembre, en que se celebra la igualdad de ambos géneros, organizado por el Ayuntamiento de nuestra ciudad, que la invitó.  A la charla le dio un enfoque novedoso, porque no repitió lo que reivindican las feministas (sin dejar de ser una demanda feminista): la igualdad con el hombre en la situación laboral, hogareña o social.

Ella la enfocó desde un punto de vista realista y auténtico: los pacientes de su consulta de fisioterapeuta, con la especialidad de suelo pélvico, con las que durante la hora que dura la consulta, hay tiempo para explicar los problemas de salud que padecen. Diferente del/la médico de primaria que, por falta de tiempo, no saben el diagnóstico de los males que tienen y, en muchas ocasiones, acaban recetándoles medicamentos porque parece que sufre una depresión. Y de esta forma, las mujeres españolas superan en mucho el porcentaje de los hombres, en el uso de ansiolíticos.

Una mujer puede tener multitud de problemas de salud, que por falta de tiempo no se diagnostican bien. Y a esta realidad lo criticó, considerándolo violencia de género.

La conferencia estaba muy bien preparada y con muchos datos tangibles; lástima que falló la concurrencia, porque era el viernes antes del puente de principios de diciembre y había muchas cosas organizadas a la misma hora. Me fijé que en el boletín de actividades que envía el ayuntamiento, no salía esta charla. Curioso (o lamentable) porque la organizaban ellos.

Este comentario mío seguro que no le hace justicia a la conferencia y a los datos que dio, ni tampoco al resumen adecuado que yo hago, pero es que en esta publicación no da para más (tampoco el autor). Y como podéis imaginar, no soy imparcial.

 

Sus hijos, de Roser, no hacen más que sorprenderme. Son mis nietos andaluces. Creo que ya conté que, en verano, Elia de 9 años presentó un trabajo de redacción y lo tituló MI ABUELO ES MÁGICO, hablando de mí y mis dolencias y ganó un concurso nacional infantil de redacción. Elia, cuando tenía unos 4 o 5 años, me preguntó: - abuelo, ¿porque hablas mal?, antes hablabas bien…

Y a Nil el pequeño de 4 años, los médicos le han descubierto que tiene la flora intestinal en mínimos y no absorbe bien los nutrientes por eso crece menos. ¡Y me sorprende que cuando los otros abuelos le invitan a tomar chocolate con churros, él no lo quiere porque le sienta mal… y tiene sólo 4 años!

 

 

 

Sigo estando estable, bueno, a lo peor, (no puedo decir a lo mejor) estoy más desequilibrado, porque de pie, aguanto poco sin apoyarme, diferente de hace seis meses, por ejemplo, en que aguantaba más tiempo. Pero no me afecta, ni me preocupa, porque no interfiere en mi autonomía. También noto más agarrotamiento de las piernas, pero no es grave, (aunque añade dolencias) porque me permite continuar con el triciclo, siempre acompañado por mi leal amigo Fel (Rafael).

La última salida, el lunes festivo día 8 de diciembre, tuvimos una salida emocionante, con mucho frío a las 8,30 de la mañana, porque había hecho una noche muy húmeda con niebla, a mediodía lucía el sol que calentaba, pero a la hora de salida, aunque hubiera sol, teníamos 12 o 13 grados de temperatura. Hicimos la ruta habitual que consiste en ir hasta el faro Nati, porque es una vía tranquila, con poco tráfico y carril bici que, por cierto, desde casa hasta el faro es exactamente 5 kilómetros. Después desandamos lo hecho y llegamos hasta la bifurcación que va a Cala Morell y La Vall, en total, cuando regresamos hemos completado 23 kilómetros. Fel me ayuda para ponerme encima del triciclo y a todo lo necesario, poner el casco, situar correctamente los pedales y, a la vuelta, enchufa la batería para otro día.

Pues ese día a la vuelta del faro, hay un momento en que se ve perfectamente Ciutadella, pero con la niebla, ofrecía un espectáculo visual, porque parecía que habían caído las nubes -debido a la niebla- y solo sobresalía la catedral y otros edificios altos. En mi vida, no había visto nunca mi pueblo desde esta apariencia. Si le añadimos que vimos cruzar en varias ocasiones una gran nube de estorninos, la excursión ha valido la pena. Es frecuente ver las bandadas de estas aves, en otoño y principios de invierno en esa zona, porque el campo que atraviesa la carretera está repleto de arbustos que, en este tiempo, producen sus frutos de los que se alimentan los estorninos.  Hace años, en este blog, relaté la incidencia que tuve con una bandada de estos pequeños pájaros, una experiencia inolvidable.

 

Lo malo es que mi rutina diaria, de médicos, fisioterapeutas, logopeda, etc., solo me dejan dos días libres para montar en triciclo, porque los primeros días de la semana estoy ocupado, solo me queda los jueves y viernes (los fines de semana, mi amigo no puede). Aparte, está el hecho de considerar si hace buen tiempo. Últimamente no he podido salir por la lluvia o mucho viento.

Es que los días laborables, estoy mi liado, por las mañanas. Las tardes no me gusta salir y en triciclo menos, porque la época en la que estamos, tenemos los meses con menos luz solar. Estos días, amanece casi a las 8 y el ocaso es antes de las 17,30.

Hago una excepción en las tardes: los martes y jueves de 17 a 19 asisto a las clases de la Universidad de mayores.

Esto me recuerda, que han llegado las estaciones peores para vestirme. Lo que llevo peor es ponerme los pantalones (en verano son cortos). Al final, mi esposa, me tiene que ayudar a vestir (y a desvestirme).

Ahora lo tiene peor para auxiliarme, porque la operaron en Palma de Mallorca, de dos dedos de la mano derecha y le han colocado pequeñas (muy pequeñas) prótesis porque tenía esos dedos soldados a causa del reuma y ahora está en plena fase de rehabilitación. Gracias a Dios la operación fue muy bien.

Mi vida es muy limitada como sabéis, pero mantengo mi autonomía y con la silla de ruedas, puedo ir a tomar café, a los fisioterapeutas, acudir al centro de salud y a la farmacia, entre otros. Por cierto, si alguien conocido me saluda en la calle, casi todos me dicen: ¿dando un paseo? Y no les puedo decir que solo no voy nunca de paseo, voy a una cita sanitaria…

Aprovecho para dar las gracias a mis vecinos porque me dejan aparcar mi silla de ruedas de ruedas de calle, en el hueco que está en el rellano junto al ascensor y también pegado al portal de mi casa, con lo que puedo salir con la silla sin ayuda. Y esto es determinante para mantener mi autonomía, porque la silla “salvaescaleras” me deja en la puerta y con la ayuda de un asidero no tengo problema para acceder a la silla.

Un día normal, entre semana, comienza a las 7 de la mañana, hay días que me ducho, hago mis oraciones, varias veces al día, voy a tomar café, desayuno de un batido que me prepara mi esposa, Bel, según los días voy al fisio (acudo a cuatro), sigo la mañana en casa, leyendo o escribiendo, o haciendo ejercicio -que pueda hacer seguro-

En la tarde tomo nutrientes a través de mi sonda gástrica. Pero muy pronto, para ir ligero a la cama, para evitar el reflujo. La última vez que lo tuve, me provocó neumonía y no quiero arriesgar.

Lo increíble, es la paciencia que tengo conmigo. Era muy rápido en todo, ahora, no. Por eso me cuesta creerlo.

 

Dia 2 de diciembre acudí al Hospital de Son Espases, en Palma, como cada trimestre, para revisión regular. Lo más notable es que estoy muy bien del propio sistema respiratorio. Como se desprende de una prueba hecha en Ciutadella, en el centro de salud, que se llama pluxometría. Se trata de llevar toda la noche un aparato que mide el aire en los pulmones e informa de si tienes apneas. En el hospital también me hicieron una prueba de mi respiración, a través de la extracción de una pequeña muestra de sangre de una arteria. Todo esto lo tradujo la neumóloga para decirme que estoy muy bien.

Y esto es esencial en mi salud, porque si estoy bien del sistema respiratorio no tendré que ser esclavo de una máquina para respirar. Además, es casi lo único que tengo bien, porque el equilibrio, caminar, hablar, comer normal y tantas dolencias más ya están aquí.

 Estuve en la consulta de una doctora de paliativos, que me recordó que tengo que meditar y hablar con mi esposa y el resto de la familia sobre si viene una crisis y fallezco, tengo que expresar como pasar mis últimos días. Ella accedió a mis últimas voluntades sanitarias, que realicé hace tiempo y donde expresaba que, si tengo un agravamiento y solo tengo la alternativa de enchufarme a una máquina para respirar (y vivir), no quiero hacerlo, aunque fallezca. Porque para mí, estar 24 horas enchufado a una máquina, ya no es vida y prefiero la muerte, a la que no temo.

Pero le doy la razón que hay que hablar de este tema. Estoy tan acostumbrado a vivir el día a día (el ahora) y no pensar en el futuro, que no me acuerdo de pensar en lo que me aconsejó. Mis últimas voluntades, hace tiempo que se les envié a mi hijo mayor, pero tendré que modificarlas porque en el momento de escribirlas, no tenía la información que tengo ahora.

La visita con el neurólogo Francesc Miralles transcurrió muy agradable, como siempre, en agradecimiento, le regalé un libro mío sobre la enfermedad del año 2023 con una dedicatoria (lo hago siempre que regalo un libro) y le gustó a Francesc.

Como siempre, llevaba mis comentarios escritos y decidimos juntos hacer cambios en algunos medicamentos.

Expresé mi desazón con los múltiples síncopes que tengo y no sabe qué hacer, tampoco la neumóloga. Pero habló de internarme y monitorizarme para descubrir lo que me lo provoca. Yo dije que no hace falta internarme, porqué yo sé cómo provocarlo (ver una película de risa).

Quedamos en volver hablar después de Navidad.

 

Cada viaje a Palma, tenemos tiempo para desayunar a Ca’n Joan de s’aigo, y en esta ocasión tampoco fallamos. Me emocione de poder comer una ensaimada tan buena como las hacen en este establecimiento y no faltó la taza de chocolate caliente, todos estos placeres culinarios, lo debo a Joana, mi logopeda.

 

 

 

Recibo muchos comentarios positivos sobre mí y mi forma de llevar la enfermedad, ya sea directo en el blog o por whatsapp. Guardo a buen recaudo los mejores, como de un amigo que me dijo que tengo tanta sabiduría como si hubiera vivido 100 años u otra que decía que soy muy honrado con lo que expreso y eso se nota y puede ayudar a mucha gente, mi testimonio. Hay muchos más, pero el de la pasada publicación, recibí el comentario que supera a todos, por parte de una amiga y familiar de la familia de mi esposa, Eva, se llama. Ella es neumóloga y trabaja y vive en Barcelona, con su familia. Me ayudó hace años a entrar en el hospital de Bellvitge, donde trabaja.

Este es su comentario recibido por whatsapp el día 13 de noviembre:

Me da muchas esperanzas que haya personas como tú en el mundo, con esta valentía. Envidio tu coraje

Supera con creces todos los comentarios anteriores.

 

Hasta la próxima.

 

“Bendito el hombre a quien los asuntos del mundo, no le han impedido reconocer a Quien es el Señor de todas las cosas”

Escritos Baha’ís

 


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