LA ENFERMEDAD QUE ME ACOMPAÑA

  Otra afección que se agrava, es el acto de comer, la deglución. Por eso llevo colocada la sonda gástrica, pero mientras pueda, quiero comer por boca, a pesar de las dificultades que comporta. La lengua, también para hablar, ha perdido parte de su función y, si no me coloco la comida, con el tamaño adecuado para que lo pueda masticar (un arándano o oliva sin hueso, entre las muelas) se queda atorada o da vueltas en la boca, o bien me doy mordiscos en la lengua o la trago casi entera. Pero mi estómago es resistente y le quiero sacar provecho, porque junto al sentido del gusto, las papilas gustativas funcionan a la perfección. Y quiero seguir disfrutando de la comida mientras pueda o mientras tenga la posibilidad de tragar. Claro que, tomo mucha comida triturada, pero el gusto se mantiene. Por ejemplo, voy a recoger zarzamoras, las limpio, las congelo y me lo tomo con yogurt de soja, todavía estando congeladas y las trituro. Es como un helado de moras. También con cualquier fruta

  Estuvieron mi hija y sus hijos, en casa, durante las fiestas. La presencia en casa de mi nieta Elia, de 5 años, convierte el hogar, para mí, en un campo de minas 😊 Porque ella esparce los juguetes en el salón y en otros lugares y me veo obligado a calibrar donde pongo los pies, para no caerme. Se fueron la semana pasada, acompañados de mi mujer y mis otros nietos, porque mi mujer ayudará a mi hija con el campamento para niños y prejóvenes (es una categoría bahá’i: incluye niños de 12 a 15 años), que organiza ella en la zona de Marbella, con un equipo de personas. Mi nieta mayor, de 13 años, también participará del campamento. Mi nieto mayor, de 17 años, trabajará dos meses con mi yerno, que tiene una empresa turística de escalada y barranquismo. Allí, en San Pedro de Alcántara. La foto de los pies, son de mi nieto Nil, de 9 meses y el de mi hijo menor. Nil, desafía la ley de la gravedad, porque sus pies son minúsculos (lleva zapatitos de bebé de 3 meses), es cómo si una bai