NATURA II

 





Hola. Os saludo de nuevo a través de esta segunda publicación en el mismo mes. Ya dije que publicaría cuando tuviera algo que decir y tengo mucho que compartir de lo que quedó en el tintero de la vez anterior.

Esta foto es de mi hermano Biá y yo (nos llevamos 14 meses de diferencia. Soy el de la derecha), que reíamos felices porque, seguramente, nos hacía así reír el autor de la foto: mi tío Toyo. Está realizada en la playa de Son Saura y de una de nuestras acampadas. Nuestros recuerdos llevan aparejados pensamientos nostálgicos de unos tiempos y una infancia felices, a la que contribuyó deicidamente nuestro tío.

Se puede observar los pinos que están detrás de la playa, donde nos instalábamos. Por cierto, esos pinos ya no están por un fenómeno atmosférico que destruyo muchos árboles de este tipo y en que murió una persona.

 

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Mi situación de la enfermedad, pasa por un período fuertemente marcado por mi negación a resignarme en ser un observador pasivo de cómo avanza ella. He decidido realizar movimientos, seguros, que ahora ya no hago por miedo a una caída; por ejemplo, caminar con paso decidido y normal (mis temores me llevaban a hacer pasos muy cortos) y sin apoyarme totalmente en el caminador, quiero decir, que no me cuelgo del caminador, solo lo acompaño. Y en otras actividades también me exijo más, como para vestirme, porque día a día, me cuesta más hacerlo, como, por ejemplo, para ponerme los pantalones, necesito ayudarme de la mano para levantar la pierna lo suficiente para ponerme esa prenda.

He creado estrategias para no cambiarme de roba en todo el día, la utilizo cómoda siempre, y el calzado son zapatillas de deporte que son más fáciles de poner y quitar en comparación con unos zapatos de vestir.

Mi logopeda, que viene a mi casa cada semana, dice que he mejorado de morros y lengua; efectivamente, ella ha conseguido que recupere movilidad en lugares que ya no podía. Coincide con mi actual etapa de mayores requerimientos propios.

Lo de los síncopes (por los cuales me desmayo), mi neuróloga no encuentra el motivo ni cómo ponerles solución. Ya dije que soy un caso único: no he encontrado enfermo alguno que lo tenga. Me pasa, sobre todo, cuando me río que me provoca una tos repetitiva e incontrolable. Últimamente, cuando me da la tos, me coloco de forma segura en el lugar donde me encuentre por si me desmayo. Y sé que, si toso más de tres o cuatro segundos, no tendré esa dolencia. Si tengo síncope me ocurre enseguida. Me ha pasado alguna vez, que ha durado tan poco, que no acabo de desmayarme. Ya conté que sueño inmediatamente y que no recuerdo lo que soñaba. Pero en estos momentos voy camino de conocer lo que sueño, sobre todo, debido a la experiencia.

Y sigo sin quejarme, porque cuando me vienen ganas, enseguida logro recordar que hay mucha gente que está peor: los gazatíes, los ucranianos, mis correligionarios en Irán…

Tampoco me desanimo ni tengo bajones o estado depresivo, hace meses que no tengo crisis emotivas. Por ejemplo, cuando caigo respondo bien a la caída, no desespero ni me quejo.

He conocido una persona, por el grupo de whatsapp de enfermos y que tiene Esclerosis Lateral Primaria (ELP), como yo, y le diagnosticaron siendo muy joven y que lleva 37 años con la enfermedad, teniendo síntomas parecidos a mí. ¡Lleva 37 años! Esa noticia me inspira mucha alegría y esperanza, porque parece que podré vivir muchos años, a pesar de mi enfermedad.

 

 

Entre la dieta que hago y lo que he leído, me he convertido en un experto en alimentación. Y sé que si estoy engordando es debido a mi reducción del ejercicio y a sentarme mucho para no provocar actividades lesivas. Mi actividad física se ha reducido mucho, porque me canso mucho más que antes.

Como decía, me he convertido en un experto en alimentación, y reconozco un alimento sano de lo que no es. Doy un ejemplo: esas barras de pan que consume millones de personas cada día y que es insano, porque se vende congelado y con conservantes. No pasa nada por comer un día de ese pan, pero cada día… si comemos un pan recién hecho sin esos conservantes, ganaríamos mucho en salud.

Yo no como pan por otro motivo: evitar el gluten, que produce inflamación. También evito abusar de la sal y el azúcar.

Cuando veo una persona obesa o con sobrepeso, recuerdo que esa gordura lo ha acumulado en años, se ha fabricado su cuerpo, sobre todo por sus hábitos alimenticios. No olvido que una parte la debe a sus genes heredados, pero los genes se pueden cambiar con esfuerzo. Admito que un porcentaje de los obesos se debe a su ansiedad que convierte el comer como su único placer.

Pero necesitamos políticas educativas sobre la alimentación.

Esa es mi aportación a un debate sobre alimentación sana.

 

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Añoro a mis nietos andaluces. Los veo por videoconferencia, pero no los veo crecer. Me acuerdo de mi nieto pequeño, Nil, que es tan guapo que podría ser un niño de anuncio. Tiene dos años.

Cuando come, su falta de destreza, lo lleva a poner la comida en la mano y situarla en el tenedor 😊

No calla nunca y es un parlanchín, pero es muy listo: le hablo con lenguaje de signos y lo entiende.

Ahora, tendremos que esperar a junio, que vengan por las fiestas del pueblo.

En otro orden de cosas, pero de familia, os contaré que mis suegros vinieron el domingo pasado a comer. Antes de comer, me fijé en una revista que leía mi suegro y sonreí, porque esa revista se titula SABER VIVIR, mi sonrisa estaba provocada por el hecho de que un hombre de 93 años, sin enfermedades y sin dolencias, puede dar lecciones de saber vivir 😊

 

 

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RELATOS

Esta narración, es de cuanto trabaja en la gestoría, en que, entre otras cosas, legalizábamos pozos, pero tenía que ser revisado por un ingeniero de minas, que venía a la gestoría para unir algunas visitas a los pozos en un solo día para rentabilizar más el viaje que hacían de Palma de Mallorca. Ese día, revisamos tres o cuatro pozos. Pero mi relato va de una visita concreta que hicimos al huerto de un cliente (que, con el tiempo, se hizo amigo, se llama José.). Hace más de 40 años.

Fuimos con ese ingeniero de minas a realizar la visita del pozo practicado en esa finca, el señor, se llamaba Honorio (recuerdo bien ese nombre). Entramos a través de una barrera del huerto de modo que entré primero y claro, le dejé le la puertecita abierta, para que pasara esa persona que tenía que cerrar y no lo hizo, como deduje después. Fuimos a ver el pozo e hizo unas pruebas que le satisfizo y nos dispusimos a salir de esa finca, pero vi que el caballo había salido por la pequeña barrera que había dejado abierta Honorio y vi claro que teníamos que hacerle volver dentro del huerto. Después supe que el caballo quería visitar la hembra que estaba enfrente dentro de una parcela y tuve que perseguirle para que volviera al redil, cuando avanzaba unos metros, el animal corría más. Se trataba de un camino estrecho para acceder a la finca y que tiene pared seca a cada lado para delimitar las propiedades, entre otras funciones. Viendo que el caballo cada vez estaba más lejos y que el sistema que utilizaba no era efectivo, decidí saltar la pared seca, adelantar el caballo sin que me viese y por fin, saltar otra vez la pared, reintegrarme al camino y me situé delante del animal para obligarle a volver a la finca donde pertenecía. Agarré una barra que encontré en el camino y me puse a poca distancia del caballo con ese barrote, en la confianza de que me respetaría, el animal inició su carrera hacia mí y era como un tren a toda velocidad, pero yo aguantaba pensando que se asustaría y se pararía. Pues no, no se paraba y diez segundos antes lo vi claro y me aparté situándome paralelo a la pared seca y el caballo siguió su alocada marcha. Era como cuando pasa cerca un vehículo de gran tonelaje y tú eres peatón, el equino no se habría parado. No recuerdo bien cómo le obligué a volver, pero lo hice, con el enfado del ingeniero de minas por el tiempo perdido y me decía que lo dejase que ya volvería el animal. Cosa que no habría hecho tal como me informó el dueño.

 

 

Otro relato está ambientado en las fiestas patronales de mi pueblo, en las cuales hace muchos años, que tenemos demasiadas visitas. Al finalizar un acto determinado de esa celebración, me fui a duchar a casa (porque había sudado mucho haciendo brincar y tocar a los caballos). A esa hora, no había nadie en la calle -porque todo el mundo estaba disfrutando de los festejos-

Cuando vislumbraba mi casa, en el porche abierto de entrada al edificio de viviendas donde está mi vivienda, observé tres jóvenes, que intuí que eran de fuera, sentados en el peldaño que separa la entrada de los coches, de las personas. En principio, no pasaba nada, otros niños y jóvenes ya lo habían hecho, pero al entrar yo en el porche, descubrí a uno de esos jóvenes quemando lo que estaba en el interior de los buzones. Le recriminé ese hecho y en lugar de guardarme respeto y aceptar su culpa, se mofaron de mí. No fui consciente del hecho que eran tres jóvenes y yo era solo uno, cuando me encaré con el que estaba quemando los buzones que rápidamente me tumbó y él se puso encima de mí (tampoco era consciente -a priori- de que el joven debía tener veinte años y yo más de cincuenta), en esa posición que, además de estar encima de mí, me bloqueó los brazos (fue tan rápido y efectivo, que pensé que esa posición la había practicado mucho con otras peleas) y así, estando a merced suyo, me enseñó unas llaves y me amenazó con meterlas en mis ojos, a lo que conteste (muy lucido), ¿qué vas a conseguir? Esas cuatro palabras hicieron mucho efecto en el joven, que desistió. Se levantó y se marcharon los tres. Concluí que eran visitantes, que no apreciaban la fiesta y buscaban camorra.

 

 

Otro relato que traigo aquí, es de mi época de no ser director en la Caixa, no sé si lo conté, pero el último año, mi jefe en el banco decidió amortizar mi puesto y nombrarme auxiliar de oficinas, es decir, si una oficina de Menorca, necesitaba un empleado de refuerzo, allí iba yo. Fue un tiempo muy agradable en que conocí muchas oficinas de la isla, que nunca había visto y mi sustitutivo de la responsabilidad de director era lo mejor. Además, no afectó a mi nómina, incluso la mejoró al asignarme un extra de remuneración por ese puesto, sin disminuir la nómina por el cargo de director, por un acuerdo que habían conseguido los sindicatos. Tuve mucha suerte (económica) de trabajar en la Caixa. Incluso conseguir (por designio de otros), ese puesto sin responsabilidad, que significaba olvidarme de objetivos y campañas y por lo que añoraba jubilarme.

Pues en esa época, estuve mucho tiempo en una oficina muy cerca de casa, tanto, que tardaba cinco minutos en acudir a esa oficina caminando.

Pues el relato que he mencionado fue del tiempo que estuve en esta oficina, siempre atendiendo la caja. Resulta que el único cliente que protestó de mi atención, era por ser demasiado rápido en atenderle.

También hay que contar que esa persona era muy lenta, tanto, que parecía que un pie le pedía permiso al otro para avanzar. Y si le atendía en mi estilo diligente, se ponía nervioso. 😊 

 

FE DE ERRATAS: en mi anterior publicación, al decir que mi coche actual era Yamaha y en realidad, es Toyota. Me confundí con la moto que tengo todavía que es de la marca Yamaha (tiene unos 16 años), que tampoco conduzco.

 

El hombre es Mi misterio y Yo soy su Misterio

Escritos bahá’is

 

Comentarios

  1. Querido Climent, muchas gracias por contarnos sucesos de tu vida, los disfruto y valoro mucho. Creo que aunque no estés conviviendo con tus nietos, cuando sean mayores todas estás memorias las honrarán y agradecerán. Bendito Dios que también existe el internet y los puedes mirar❤️❤️❤️❤️❤️ Ya falta poco para junio, ya pronto los tendrás en casa🥰🥰🥰Un fuerte abrazo querido amigo, bendiciones para ti y todos tus seres queridos 😘😘

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  2. Me alegro, Climent, por cómo te vas tomando todo. Sigues aprendiendo y madurando en esta etapa difícil de tu vida. Lo importante es adaptarse a la realidad y tomar las cosas como mejor se pueda. Ya vemos que has sido siempre muy valiente y dinámico a pesar de ser pequeño. Ya nos contaste cómo naciste de milagro y ahí estás. Siempre eficaz y ejemplar. Un fuerte abrazo.

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  3. Gracias por tu publicación, Climent. Sí, tienes razón que siempre podemos encontrar situaciones peores, como las guerras que menciones. Se me ocurrió comprobar que hay grandes conflictos armados en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria, además de muchas otras de menor impacto en los medios de comunicación. . En efecto, necesitamos políticas educativas sobre la alimentación, y reducir el consumo de productos malsanos como los conservantes y tanto azúcar y pan. A veces cuidamos más a nuestro coche, y nos preocupamos más de lo que le damos de comer al gato o perro, que a nosotros mismos. Bueno, te cuento que acabo de volver de la Convención bahá'í celebrada en Liria. Estaba prácticamente al completo, así que además de los cincuenta y pico delegados, había un montón de otras personas que habían venido a acompañar y disfrutar del evento. Qué alegría da poder pasar ratos con amigos... asistió también Mari Cruz y le di un abrazo para ti (acuérdate de pedírselo), aunque no vi a nadie más de Baleares, una pena, ya que me acuerdo de cuando veníais tu familia, y la de Jamil, la de Javier González, la de Zohre Foroughi, la de Matías... recuerdo que una vez alguien trajo dos ensaimadas mallorquinas, y estaban deliciosas. En esta ocasión pude disfrutar también de dos visitas a una heladería para tomar horchata. Claro, las sesiones han sido interesantísimas. El "centro de gravedad" de las actividades bahá'ís ha variado con el tiempo, ahora tienen mucho más relevancia las actividades del Instituto, y casi todo lo que se organiza es abierto y participan muchas más personas que se acercan porque les atraen las activ idades de utilidad social, como para niños, jovencitos de 12-15 años, jóvenes más mayores y "mayores menos jóvenes". Por esta vez, termino aquí... deseando ver tu siguiente publicación, Climent, siempre tan interesantes, escritas con autenticidad y sencillez, como tu persona (intacto a pesar de los golpes de la vida). Te admiro. Afectuosamente, Nabil

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