NOTORIO ARRAIGO

 


Este octubre ha sido un mes azaroso para mí.

He viajado a Ávila, como en los últimos cuatro años, a la Universidad de la Mística (en honor a la santa de esa ciudad) donde se puede pernoctar y comer. Acudimos para unas jornadas de estudio, mayormente místicas, donde diferentes conferenciantes dan su versión de un tema o libro determinado. La mayoría de conferenciantes y estudiosos somos bahá’is. Se suele celebrar a finales de setiembre o en los primeros días de octubre y dura un fin de semana largo.

Bien, para viajar allí, desde Menorca, hay que volar hasta Madrid y después desplazarte hasta Ávila.

Pues dentro del avión, una vez aterrizado y mientras esperábamos la asistencia (hace un tiempo, pido cada vez la asistencia como discapacitado), cuando el resto de pasajeros ya había salido, sentí la necesidad de acudir al lavabo y me encaminé hacia él apoyado en los respaldos de los asientos vacíos, pero cuando estaba llegando al retrete, encontré un señor hablando con las azafatas en el pasillo del avión. Me vi obligado a soltarme de una mano, pero no frené mi inercia y di la vuelta sobre mí mismo y caí sobre el reposabrazos de un asiento con tanta potencia que me desmayé del dolor, con el resultado de una costilla rota, extremo que se confirmó en el Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, mediante una radiografía.

Así que estuve los tres días y tres noches en Ávila, con fuertes dolores.

Pero encontré la forma de dotar de sentido a esta caída, ofreciendo mi dolor para todos los bahá’is presos en Irán, para el alivio de sus cuerpos en reclusión.

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Esta semana pasada, he vuelto al Hospital de Bellvitge, para exploración regular y conocer el resultado de la prueba hecha en setiembre. La visita del equipo médico de motoneurona, dirigida por la doctora Povedano, comienza a les 15.00 horas y dura toda la tarde teniendo visita con los diferentes profesionales sanitarios; habíamos llegado por la mañana, por tanto, fuimos a comer a la cafetería del hospital, como muchas veces.

Llevaba todo lo necesario para introducirme la nutrición en la sonda (sanitariamente, se llama P.E.G.), pero mi mujer me trajo un plato de pescado muy suave que casi se deshacía en la boca.

A los cinco minutos de comenzar a comer, me atraganté debido a una aspiración de comida y fui consciente del momento, de forma que casi no podía respirar, comenzando a toser sonoramente hasta el punto de reunir en mi mesa, media docena de médicos y enfermeros que estaban en la cafetería, que vieron lo que me pasaba y estuvieron realizando diversas maniobras para escupir la comida de mis pulmones, hasta un otorrinolaringólogo me introdujo su dedo en mi boca para comprobar si tenía algo que me atorara la garganta. Como no encontró nada (mordí su dedo), decidió llevarme a urgencias para comprobar que me pasaba. Mientras tanto, después de casi diez minutos de toser fuertemente, llené la mesa de la cantina de restos de pescado minúsculos y gradualmente se me pasó. Aun así, quisieron llevarme a urgencias para verificar si todavía tenía restos de comida. El resultado fue negativo pero el lío que armé, no.

Tenía visita con la doctora Povedano a esa hora y fueron muy amables hablando con ella para avisar de un posible retraso.

Ese hospital es como un pueblo de más de cinco mil personas trabajando y era probable que estuviera esperando mucho tiempo en atenderme. Pero el personal sanitario se coordinó y no tuve que esperar casi nada, de forma que llegué a la visita programada en hora.

Después de reñirme por lo ocurrido, la neuróloga me informó del resultado de la prueba del cerebro que me hicieron el mes pasado.

¡Estoy de enhorabuena¡ Mi cerebro solo presenta patología en la neurona superior, ¡aparte de ello no tengo ninguna dolencia! Cuando digo que estoy contento, es porque se confirma que tengo esclerosis lateral primaria. La variante de la enfermedad de motoneurona que no mata.

Seguí visitando al resto de profesionales (dietista, neumóloga y rehabilitadora) y la neumóloga me hizo reflexionar sobre la forma de alimentarme por boca. Primero, que es peligroso (como se ha visto) pero si lo hago, debo hacerlo muy despacio, concentrado (sin móvil y sin que mi mujer me hable) y siendo consciente de lo que hago.

La verdad, es que lo he practicado así y no he tenido ningún problema. Anteriormente, era frecuente que me atragantara alguna vez (pero nunca como en la cafetería de Bellvitge).

No obstante, como siempre, me recupero pronto de las caídas. Hace casi un mes de la rotura de la costilla y llevo tres semanas sin tomar calmantes.

Me sigo cayendo, afortunadamente caídas sin importancia, pero los conatos de caídas son mucho más numerosos y me animo pensando que he adquirido la facultad de evitar caídas.

 

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Los bahá’is de España, estamos muy contentos por la concesión del estatus jurídico de notorio arraigo en este país por parte del gobierno.

Es el final de grandes esfuerzos de nuestra comunidad nacional para conseguir este reconocimiento, que nos hace iguales a otras religiones establecidas en España y nos hace merecedores de los beneficios de otras confesiones. Pero, sobre todo, es un hito histórico para nosotros que colma los esfuerzos para el reconocimiento de la Fe bahá’i en España, iniciados a mediados del siglo pasado, con nuestro registro en el Ministerio de Justicia como entidad religiosa.

 

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Hace15 días, suspendimos la temporada de baños en el mar, iniciada a principios de verano que consistía en bañarnos cada jueves temprano y nos acompañaba mi hermano, y muchas veces su mujer, con el fin de ayudar a mi mujer para acompañarme a la playa.

El fin de temporada fue celebrada con un baño en la Vall, en que el mar, ese día estaba tan serena y cristalina que los turistas presentes, lo contarán a sus nietos, por increíble.

 

En el puente de la Hispanidad, se celebró la 17ª edición de la vuelta a Menorca con bicicleta de montaña, mayormente por el Camí de Cavalls, Camino de Caballos (ruta que circunda la isla por senderos de tierra). Fui miembro de la primera junta directiva de la entidad deportiva que creó esa vuelta.

Este año, con la ayuda de un dron y el circuito inicial, fue espectacular. Miraros este video

 https://youtu.be/A6mjBqUN8C4?si=25mepVcFVNDH5hQO

Desde el principio participé en esa prueba deportiva como guía (éramos unos cincuenta guías, que conocíamos el trayecto). Hace dos años que no lo hago por mi estado y porqué vendí mi bicicleta y con triciclo no se puede hacer.

Lejos queda la época en que disfrutaba mucho con la bici de montaña, incluso gritaba de alegría o de sentirme muy vivo, cuando bajaba una pendiente larga y poco peligrosa en que no tenías que concentrarte en la maniobra y podías disfrutar de la experiencia plenamente. Mis compañeros me llamaban la atención por mis gritos…

 

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RELATOS CORTOS. -

 

Cuando era niño, ya dije que solía ir al campamento que organizaba el Centro de San Miguel.

Pues, una vez, estábamos un grupo de niños y yo (también era un niño, hace más de 50 años) sentados en una plataforma de hormigón junto al mar para facilitar el baño, pero nosotros no nos bañábamos, hacíamos una actividad junto al mar. Llevábamos un rato allí y de repente oímos un ruido poco conocido, es difícil plasmar por escrito ese sonido (y de palabra también): era una estampida de cangrejos que huían horrorizados por el pulpo que los perseguía. Y sé de qué hablo, porque, de repente, el pulpo salió del mar y perseguía a los cangrejos en la plataforma, incluso se irguió, momento que aprovechó un monitor del campamento para agarrarlo.

Ya ves, cosas de la vida, el cazador fue cazado y las presas fueron salvadas.

 

GENERAL CHANZY (10.02.1910)

 

Hace más de cien años, el buque General Chanzy embarrancó en la costa norte de Ciutadella en la zona con más y más grandes acantilados verticales.

Fue un desastre personal para todos los pasajeros y tripulación, excepto uno, de cuyo testimonio sabemos lo que pasó.

La cala donde emergieron los cadáveres, la conocemos como la “cala des morts” (cala de los muertos).

El único testigo, tuvo que aguantar toda la noche de tormenta, guarecido en unos peñascos, no era ideal (pero no había otro), porque perdió la ropa y zapatos, al tener que soportar la embestida del oleaje y el roce de las rocas le produjo enormes y cuantiosas heridas de las que brollaba mucha sangre.

Al despuntar el día, subió el enorme acantilado no sin sufrimiento, porque tuvo que pasar por las cortantes rocas sin zapatos. No me puedo imaginar lo que resistió este hombre, porque conozco los peñascos de la costa norte que la embestida del oleaje ha convertido las rocas en una cama de faquir y sólo andar un paso descalzo duele mucho.

Este hombre, una vez ascendido el acantilado, tuvo que soportar mucho frío por la época del año (febrero) y desnudo. Se dirigió a un predio, cuyas casas podía ver y dio un susto de muerte al payés y a su esposa por su aspecto: desnudo y pleno de sangre. Además, no se entendían, porque el superviviente era francés y el payés apenas hablaba el castellano.

Una vez curado y vestido, dibujó un barco y la costa y consiguió dar a entender que había habido un siniestro y se avisó a las autoridades, que no pudieron hacer nada por los que habían sufrido el naufragio.

 

Me despido hasta el mes que viene, no sin antes dejaros el enlace que lleva a la película/documental que hizo Juan Carlos Unzué para visibilizar la enfermedad. Como dice una persona entrevistada, hay un antes y un después de la ELA, con Juan Carlos Unzúe.

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/sense-ficcio/unzue-lultim-equip-del-juancar/video/6244942/

Aún cuando está en catalán, los de habla castellana no tendréis problema para entenderlo.

 

“(…) El lenguaje humano es una esencia que ambiciona ejercer su influencia y necesita moderación (…)”

Escritos Bahá’is

 


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