BEL
Continúo cayendo, nada grave, pero duele. La cantidad de caídas acumuladas, influyen en mi mente que responde con el bloqueo de mis piernas y es cuando me desplomo. Efectivamente, ella entiende que voy a caer, entro en pánico y las extremidades inferiores se quedan tiesas.
Pero
no es problema de que flaqueen o falta de fuerza en las piernas, no. Mantengo
la fuerza en mis extremidades, es debido a la descoordinación creciente.
Además,
soy especialista en lesionar, varias veces seguidas, la misma parte del cuerpo,
de forma que he llegado a lastimar tres veces seguidas en el mismo sitio y eso
produce un daño mayor, porque afecta a la parte neurológica o nerviosa de mi
cuerpo y tarda mucho más en restablecerse que un cardenal, por ejemplo.
De
todas formas, este problema me empuja a buscar soluciones y darme cuenta que
todavía tengo que enlentecer más mi ritmo de vida. La prueba es que llevo casi
una semana sin caerme, porque utilizo mucho más el andador, soy muy lento
cuando ando sin esa ayuda y domino el miedo. Incluso he tenido episodios de
pánico, pero al moverme muy lento, lo someto y no me afecta ni me caigo.
Expliqué,
anteriormente, que he descubierto que es la pierna y pie izquierdo, los que
llevan más carga de descoordinación, pero en realidad, es toda la parte
izquierda de mi cuerpo, lo que me falla. Incluyo el brazo, la mano, la cara, la
lengua…
Toda
la vida he sido pulcro y vistiendo sin una mancha. Ahora, no lo consigo porque
los labios no cierran correctamente y al comer me mancho la ropa. Pero la gente
que me rodea lo entiende y no sufro por esta circunstancia.
Afirmé
en este blog, que considero superada mi prueba con la enfermedad, porque la he
aceptado y mi vida sigue desarrollándose a pesar de ella.
También
es cierto, que afecta a la familia en diversos grados y a la que más perturba
es a mi mujer. Pero ella también ha superado su prueba, en forma de prueba de
amor.
Mi
mujer se llama Isabel, pero siempre ha sido Bel.
Debo
reconocer la especial labor de mi esposa, atendiéndome. La primera decisión importante
en este asunto, fue dejar su trabajo y solicitar una excedencia, para estar más
tiempo conmigo. Con motivo de su 63 aniversario, ha solicitado la jubilación y
le detraen un buen porcentaje, pero la vida hay que vivirla y no estar
pendiente de los ingresos, convirtiéndolos en ternura.
Estamos
mucho tiempo juntos y no nos cansamos. Hace un año que mi mujer no trabaja y ha
ido asumiendo muchas labores que ya no puedo hacer. Pero lo afronta con una
sonrisa. Su ocupación principal soy yo, pero tiene el consuelo de nuestros
hijos y nietos.
Mi
pleno reconocimiento y amor.
Fue
ella que decidió comenzar a instruirnos en el lenguaje de signos. Y vamos a
buen ritmo. Claro que este sistema de comunicación lo utilizare mayormente yo,
pero ella tiene que entenderlo.
Los
monitores que nos enseñan, pertenecen a la Fundación para las personas con
discapacidad de Menorca. Otra prestación de esta fundación que, junto con el
servicio de psicólogo y fisioterapeuta, completan mi atención.
Por
cierto, esa entidad tiene en sus manos mi libro. Fue una causalidad. Un
amigo me informó de esta posibilidad, porque tienen imprenta y experiencia en
editar libros. Contacté con ellos y llegamos a un acuerdo, incluso mostraron
interés en la publicación y van a decidir si lo subvencionan. En ese caso, serán
más beneficios para la asociación a la que donaré. Como consecuencia, cancelé
con otras editoriales de fuera, su reproducción.
Estoy
muy ilusionado con la publicación de mi libro, el primero.
Os
informaré cuando esté a la venta.
Al
final del post del mes pasado, decía que tenía que tenía que acudir a Palma de
Mallorca, en la isla vecina, para un acto de reconocimiento por parte de los
Voluntarios de la Caixa, de mi etapa de responsable de esa asociación en
Menorca. El acto fue muy emotivo, con muchos recuerdos y el abrazo de
responsables actuales de los voluntarios. Se leyó unas breves palabras mías
referente a vivir la vida y disfrutarla, que provocó emoción en la sala.
Fue
una experiencia muy valiosa y positiva, en la que me acompañó mi mujer, como
siempre últimamente.
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La
semana pasada, se cumplió un año de guerra en Ucrania. Y está claro que es
debido al afán imperialista de Putin, (para devolver a Rusia su antiguo
esplendor).
No
puedo entender que algo así, suceda en pleno siglo XXI, porque lo que consigue,
aparte de lamentar la pérdida de muchas vidas humanas (de cada bando), es
empobrecer a su pueblo por el gasto militar y económico, debido a las muchas
sanciones que sufre Rusia.
En
este momento de la historia de la humanidad, en que se dispone de suficientes
alimentos, preparación científica, posibilidades de desarme, tecnología puntera
y interrelación mundial, no se entiende que haya guerras, hambre, negación de
compartir ventajas propias de occidente, cerrar las fronteras a los que más
necesitan ayuda.
Solo
se necesita empatía para comprender la situación de los que más sufren.
Se
escuchan muchas voces que explican porqué sucede lo de Ucrania, pero muchas
menos defendiendo una paz duradera.
En
el mundo existen todos los recursos para la felicidad de toda la humanidad,
pero se necesita voluntad política para evitar la guerra y la lucha por
establecer unas fronteras; hacer desaparecer los prejuicios de raza, género,
religión y clase social; desmontar los extremos de pobreza y riqueza;
establecer una Unión de Naciones efectiva, que solo pugne por la felicidad de
la gente y no por el dominio de unas sobre otras y establezca un desarme real,
causante de la ruina de los países. También para enfrentarnos al cambio
climático que se avecina.
Nunca,
en el mundo, los gobernantes de los países, han tenido tamaña responsabilidad
para conseguir un planeta en paz y floreciente. En caso contrario serán
testigos de una humanidad devastada y toda vida creada destruida.
Las
personas de a pie debemos ser solidarios, empáticos y compasivos. Con solo
estas tres virtudes, será más fácil aceptar al diferente, compartir con los que
nos rodean y verlos como hermanos.
No hay más que una única familia humana, interconectada,
que comparte una preciada Tierra
(escritos bahá’ís)
A la aceptación de una situación desfavorable se llega con trabajo espiritual y práctica estoica... y no siempre se logra. Enhorabuena a ambos. Sois un verdadero ejemplo.
ResponderEliminarMe ha encantado saber más de Bel. Dicen que detrás de una gran persona es frecuente que se encuentre otra gran persona.(aquí se aplica en ambas direcciones).
ResponderEliminarEn tu lista de recursos necesarios para la felicidad de toda la humanidad incluyes establecer una Unión de Naciones efectiva: pienso que si de verdad es efectiva, podrá llevar a la práctica la mayoría de medidas que has mencionado. Con respecto a lo que corresponde a "las personas de a pie", muy de acuerdo con la virtudes que señalas, esas cosas que hay que cultivar. Pienso que pasar por alto las deficiencias de otros requiere una motivación muy fuerte que, antiguamente, la proporcionaba la creencia religiosa, ese tipo de creencia profunda que te ayuda a superar los prejuicios, a perdonar, a mirar con ojos nuevos...
El 21 de marzo van a poner en la sede de Amnistía Internacional de Almería una película sobre la persecución contra los bahá'ís de Irán. Ya te contaré después.
Un abrazo solidario, empático y comprensivo de tu amigo Nabil
Hola querido Climent: Siento mucho lo de tus caídas, pero me emociona mucho comprobar tu gran resolución para seguir adelante con la enfermedad y tratar de superar sus efectos cada día. Esto se consigue efectivamente con una gran aceptación y desarrollo espiritual, y con la ayuda de tu familia especialmente de tu esposa Isabel. Ya me gustaría a mí tener ese espíritu que muestras si me encontrara en una situación parecida.
ResponderEliminarCada día oro por ti, y desde hoy también lo haré por tu esposa. Ojalá Dios pueda aliviar vuestro sufrimiento. En cualquier caso que os ayude a que seáis capaces de aceptar Su voluntad.
Estamos todos en las manos de Dios. Y que seguridad estar en Sus manos! Aunque para la mente humana algunas veces sea difícil de entender.
Te envío un grandísimo abrazo para ti y para Isabel.
Perdona por haber tardado tanto esta vez en decirte algo.