SAN PEDRO DE ALCÁNTARA

 

La experiencia de estar un mes en el pueblo de nuestra hija y su familia, ha sido un éxito. Estábamos en un piso de alquiler, esta vez. En casa de mi hija y en mi estado, no es asumible. Su ritmo de vida lo hace incompatible con el mío y mis necesidades. Ese piso tiene la ventaja de estar en el centro y a diez minutos caminando, de casa de mi hija. Estábamos bien en ese apartamento, excepto que, al no tener ascensor y a pesar de estar en un primero, me privaba de tener autonomía propia como en casa. Mi mujer tenía que ayudarme a bajar la escalera y con el andador, que debía acarrear ella, porque lo necesitaba en la casa.

Mañana ya regresamos a Menorca y a nuestra casa.  

Mi esposa estaba ocupada con los nietos, ayudando a mi hija convaleciente de una operación y conmigo, que soy como un niño más a cuidar.

En un mes he empeorado mucho de mi marcha; no puedo mover un pie sin el andador, porque hay peligro de caerme.

Mis caídas se han incrementado, al igual que mi capacidad de recuperación.

Al principio de estar en San Pedro de Alcántara, en Málaga (la localidad donde vive mi hija) y haciendo turismo en Córdoba, me caí en el interior de un restaurante y golpeé con mi cara a una maceta. Me corté entre el labio inferior y el mentón, que necesitó seis puntos de sutura en el exterior y tres en el interior. La cura tuvo lugar en el departamento de urgencias de un hospital de Córdoba.

Casi no me dolió esa herida (de hecho, dormí bien esa noche) y los puntos exteriores fueron retirados a la semana de ocurrir, con el asombro de la enfermera que me los retiró, ante el buen estado de la herida. A eso me refiero cuando digo que me caigo más, pero mi capacidad de recuperación también es progresiva.

He renunciado a ser útil, porque la enfermedad se agrava y no puedo hacer muchas cosas que hacía antes para colaborar en las tareas de casa u otras.

Me conformo con no ser un estorbo, porque todavía puedo hacerme muchas comidas especiales para mí, comer, vestirme y ducharme.

En cualquier caso, es un fastidio mi situación, pero sigo sin deprimirme

He aprovechado el tiempo de estar solo en esa casa, gestionando trámites necesarios del libro. Como, por ejemplo, registrarlo en el Registro de la Propiedad Intelectual. También contactando y enviando la obra a diferentes editoriales.

He llegado a la conclusión, de que no me libro de una tardanza de tres meses o más, para que el libro vea la luz.

Tengo un dilema con la editorial, porque estoy en contacto con cuatro empresas que me lo pueden publicar y no tengo la información suficiente para decidirme. Cuando decida y firme el contrato, tardarán dos o tres meses a confeccionar el libro. Después podré establecer una fecha y lugar, para hacer presentaciones del libro, por lo menos en dos o tres localidades diferentes.

He decidido donar a la Asociación de ELA de Baleares, los beneficios del libro.

 

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Estando en Málaga, fui al Hospital de Bellvitge, de Barcelona, para muchas pruebas y revisiones regulares, fue el 20 de enero, como siempre me atiende el equipo de la Unidad Funcional de Motoneurona. Me cambiaron el conducto para introducir líquidos y nutrientes en mi sonda. Se tiene que hacer cada seis meses. También me revisaron el neumólogo, la dietista, el neurólogo y el médico de rehabilitación, que concluyeron que tengo el sistema respiratorio perfecto y mantengo fuerza en las extremidades.

Al neurólogo le expliqué lo que me pasa con el agobio por casi nada. Me recetó un antidepresivo y después se confirmó su necesidad.

Me tenían que hacer una prueba nuclear, spect se llama; es parecido a un tac, porque te introducen en un habitáculo estando tumbado y provisto de unos de carriles correderos.

Pero me sujetaron la cabeza, de forma que no podía moverme.

Entonces ocurrió: mi agobio fue creciendo hasta interrumpir la prueba. Cuando me pasa, necesito moverme o cambiar de postura, porque es como un ataque de nervios en el abdomen que escapa a mi control. Les expliqué que me agobio mucho y decidimos no hacer la prueba.

Es otro padecimiento que me produce la enfermedad; mi alteración de las neuronas motoras, conlleva la labilidad. Una dolencia que provoca el agobio y emotividad por casi nada.

Pero sigo sin desanimarme.

 

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Ha comenzado la aburrida precampaña de elecciones locales, que serán en mayo. Digo aburrida, por repetitiva, porque los políticos, para conseguir votos propios, calumnian o sacan a la luz las miserias de sus competidores.

Pienso que en una democracia asentada y con la actual variedad de opciones políticas y sus seguidores, los responsables deberían sustentar su campaña en diálogo y construcción de comunidad. Creo que es la primera tarea que tendrían que asumir.

Pero, los electores, los ciudadanos, también tenemos una obligación, aparte de ejercer el derecho al voto: apoyar al programa más justo y solidario, olvidándose de nuestros intereses y de las siglas que lo sustenta.

Lo que la sociedad necesita son estadistas, que laboren para una sociedad justa, en paz y tranquila. No entiendo las elecciones como un ejercicio egoísta, donde los intereses propios, primen sobre los colectivos.

 

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IRAN

La brutalidad del régimen no conoce límites. Se han incrementado las ejecuciones de gente joven, solo por participar en las protestas.

No quiero para mí el cargo de conciencia de esos guardianes que golpean tan fuerte a sus detenidos, que llegan a morir de la paliza.

Compadezco también a los clérigos que lo ordenan. Según los budistas, hay una ley natural que otorga retribución a los actos singulares de las personas y castiga a los que ejercen acciones malvadas. La vida distribuye premio o castigo, según nuestro proceder.

Lo veo como la teoría de JJ Benitez, respecto de lo que pasó con el cristianismo. Según Benitez, la eclosión del cristianismo fue precipitada por varias causas coincidentes en el tiempo: la corrupción y caída del imperio romano, los ataques externos (Atila) y la levadura espiritual del pensamiento cristiano.

En Irán, se dan los mismos supuestos. La corrupción del régimen gobernante y el hastío de la gente corriente, la presión internacional y el mensaje de paz, que aporta la Fe Bahá’í.

A los clérigos, les queda el tiempo de permanecer en el poder, el mismo lapso en que Irán deje de ser un importante país a nivel geopolítico.

Un recuerdo para mis hermanos en el Fe, en Irán. No puedo imaginar mayor tormento, que volver a estar encerrado diez años en una prisión cruel, habiendo pasado otros diez años anteriormente y, en ambos casos, sin pruebas para condenarles.

Podéis imaginaros que, si ha habido miles de detenidos, con las protestas, las cárceles de Irán están mucho más abarrotadas y el sufrimiento de los que están allí es más grande.

 

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Me despido hasta el mes que viene, donde informaré de cómo marcha la edición del libro y os contaré de un homenaje que me harán el sábado 4 en Palma de Mallorca, a cargo de los voluntarios de la Caixa, banco en el trabajé hasta mi jubilación. Fui presidente de los voluntarios de Menorca, antes de agravarse mi enfermedad.

 

“¡Pueblos del mundo! Tened por cierto que Mis mandamientos son las lámparas de Mi amorosa providencia entre Mis siervos, y las llaves de Mi misericordia para con Mis criaturas”

Escritos Bahá’ís