LEIRE
“Muchas personas están
pensando en todas las cosas que pueden hacer y no lo hacen, porque están
ocupados quejándose”
Son frases pronunciadas por Adriana Macias, que
seguramente habéis visto en un programa de talentos de la televisión. Ella
nació sin brazos y utiliza los pies, increíblemente bien, para todas las
necesidades de la vida. Incluso sabe enhebrar una aguja para coser, con sus
pies. La necesidad te convierte en más creativo.
Me he fijado en sus
palabras y no tanto en sus aptitudes.
Si lo meditáis es tremendo
entretenerse quejándose, incluso protestando y dando la culpa de sus males a
otros.
El pensamiento y acción de
esta mujer, son comparables al espíritu que movió a los estudiantes bahá’is y a
sus profesores de Irán, al tener su acceso prohibido a la universidad de aquel
país. No se entretuvieron quejándose y crearon un sistema alternativo, pero tan
válido como los estudios superiores. Se llama IBES (Instituto Bahá’i de
Educación Superior) y se pueden cursar infinidad de carreras a través de este
sistema, que es tan exigente como la propia universidad. Funciona a través de
internet y los profesores están repartidos por todo el mundo. Mi amigo Nabil es
uno de ellos.
Estos días, ha viajado de
Canadá a Girona, uno de los primeros alumnos de este sistema y que consiguió su
graduación, para recoger una distinción que otorga la Diputación de Girona
junto con LiberPress y reconoce su especial contribución al mundo de la
enseñanza. “Por su valiosa labor educativa para contribuir a la formación de
miles de jóvenes que por motivos religiosos ven negado su derecho de acceso a
la universidad pública en su país natal”.
El presidente de
LiberPress, en la ceremonia de entrega del reconocimiento, dijo: “Concedemos
a el IBES el Premio LiberPress 2022, por ser un magnífico proyecto para ayudar
a la supervivencia, educación y formación del pueblo bahà’i, discriminado en el
estudio y en el empleo por su cultura y su religión; y por la creación y
desarrollo de una excelente Universidad que ha logrado evitar en lo posible,
esta inmensa injusticia y la vulneración de los Derechos Humanos”
=====================
Mi amigo Isidre, me
sugiere que explique mis sentimientos y sensaciones en el momento de hacerme
bahá’i, más que la cronología de los acontecimientos.
Recogiendo el guante, a continuación,
lo expongo.
Desde los ocho años
frecuentaba el centro católico San Miguel, situada en la calle del mismo
nombre. Allí aprendí mucho y adquirí el espíritu crítico que me caracteriza.
A los veinte años, conocí
la Fe Bahá’i y la asimilé a mi existencia, convirtiéndola en mi forma de vida.
Lo veía tan claro que no entendía
las vacilaciones de mis amigos. A través de esta religión, entendía mejor la
misión y enseñanzas de Jesucristo. Pero también vislumbraba el discurso de la
Iglesia Católica, con ese espíritu crítico que, precisamente, había aprendido
en ese centro católico.
Sentía que era la
metamorfosis lógica de un cristiano y que hacerse bahá’í, era subir un escalón
en mi desarrollo espiritual y moral.
Pero el anuncio de mi
aceptación bahá’í no contó con la aprobación de mi círculo familiar y amistoso.
Quedé solo en mi empeño,
al contrario de lo que me pensaba y me imaginaba que era como si todo el mundo
atendiera a un horario prescrito y que era el único que tenía el reloj en hora.
Ir a contracorriente
agota, si quieres mantener tus principios y, después de más de cuarenta años,
me maravillo de haber resistido esa corriente.
Después vinieron otros
desafíos, como celebrar una boda mixta sin alcohol o no bautizar a nuestros
hijos.
En la lista de retos, también
hay que incluir la incomprensión de los que
eran mi círculo más cercano.
======================
Hace unos días tuve una
caída en la madrugada, cuando me levanté para ir al lavabo.
Si estoy acostado o
sentado mucho rato, la descoordinación de los movimientos de mis extremidades
inferiores, es más patente.
Hace un par de meses, que
utilizo el andador de casa para moverme en la noche, también la mayoría del
tiempo en el día.
Aquella madrugada, estaba
muy dormido y a pesar de la ayuda del caminador, perdí el equilibrio, le di la
vuelta y me caí sobre el banco de madera que tenemos en el cuarto de baño. El
golpe fue en la espalda bajo el omoplato derecho. En realidad, fue un rozamiento,
que me produjo inmediatamente un moratón muy grande. Mi caída fue bastante
estrepitosa y mi mujer vino a socorrerme.
Lo increíble es que, a los
diez minutos, tras tomar un calmante, me dormí. Pero a mi mujer le costó horas
dormirse de nuevo.
En cualquier caso, empeoro
día a día y cuando estoy cansado, no puedo moverme sin ayuda.
Si Dios quiere, en enero
iremos al pueblo de nuestra hija, a pasar todo el mes. También tendré que
acudir al Hospital de Bellvitge a mediados de mes y viajaré de Málaga a
Barcelona. Aparte de hacerme la revisión regular, me harán una prueba del
cerebro y también me cambiarán la conexión de la sonda gástrica. Se cambia cada
seis meses.
A pesar de todo, sigo sin
pensar en el futuro y mantengo el ánimo.
===========================
A principios de mes se
celebró en Murcia, el XV Congreso Internacional de Enfermedades Raras.
Mi amigo Oscar participó
con su propio testimonio y el de su hija Leire, de 16 años, afectada por el
Síndrome de Ehler Danlos.
Como afirma otro amigo,
todo lo que dijo llega al alma, describiendo su día a día con una enfermedad
que afecta a toda la familia. Oscar reconoció el papel fundamental de su esposa
en este escenario.
Me imaginé la situación
por la que pasa esta familia, donde el padre siempre se acuesta el último
después de comprobar que todos duermen. La angustia diaria de asistir al drama cotidiano
de dolor y limitaciones de una persona que, por su edad, debería estar en la
flor de la vida.
El sufrimiento de los
padres no es físico. Es peor, es psíquico. Produce mucho desánimo y apenas te
deja conciliar el sueño. Se trata de un dolor interior que no te deja disfrutar
de la vida.
Ya he comentado
anteriormente que prefiero tener mi enfermedad mil veces, antes que la tenga un
hijo mío.
Me acuerdo en mis
oraciones diarias, de Leire y su familia, y aspiro a que encuentren consuelo
desarrollando su vida espiritual.
Mis mejores deseos para
ellos.
“El propósito de Dios al
crear al hombre ha sido (…), el de capacitarlo para que pueda reconocer a su
Creador y alcanzar su Presencia”
(Escritos Bahá’is)
Comentarios
Publicar un comentario