PIES

 


Estuvieron mi hija y sus hijos, en casa, durante las fiestas. La presencia en casa de mi nieta Elia, de 5 años, convierte el hogar, para mí, en un campo de minas 😊 Porque ella esparce los juguetes en el salón y en otros lugares y me veo obligado a calibrar donde pongo los pies, para no caerme.

Se fueron la semana pasada, acompañados de mi mujer y mis otros nietos, porque mi mujer ayudará a mi hija con el campamento para niños y prejóvenes (es una categoría bahá’i: incluye niños de 12 a 15 años), que organiza ella en la zona de Marbella, con un equipo de personas. Mi nieta mayor, de 13 años, también participará del campamento.

Mi nieto mayor, de 17 años, trabajará dos meses con mi yerno, que tiene una empresa turística de escalada y barranquismo. Allí, en San Pedro de Alcántara.

La foto de los pies, son de mi nieto Nil, de 9 meses y el de mi hijo menor.

Nil, desafía la ley de la gravedad, porque sus pies son minúsculos (lleva zapatitos de bebé de 3 meses), es cómo si una bailarina, danzara sobre las puntas de sus pies; no obstante, se levanta y quiere andar, aunque todavía le falta pericia, pero apoyándose en los muebles, se desplaza erguido. Aparte de que gatea con mucha rapidez y maña.

Es un niño risueño y feliz, al que su hermana le hace reír a repleta risotada. Y siempre me sonríe cuando me ve e identifica mi gutural sonido. Incluso por videoconferencia, ya me reconoce.

Gozo mucho, cuando Nil hace unos ruidos con su boca, pequeños gritos de satisfacción, al hacer algo en lo que disfruta. Por cierto, él se deleita con la comida, es muy diferente de su hermana, que se hace rogar para comer.

El otro día, mi mujer había hecho helado de fresa sin azúcar, muy sano. Y lo probó Nil. Sólo los restos que quedaban en el recipiente del helado. Cuando se terminó, el metió su cabeza dentro del cacharro y a mí me dio un ataque de risa, lo cual -en mi caso- acaba con una tos insistente, que me produce un síncope. Pero fui precavido y no me levanté del sofá. Perdí el conocimiento durante dos segundos, según mi familia.

Falta indicar, pero ya lo habréis presentido, que su abuelo babea por él.

 

Voy perdiendo, día a día, seguridad para deambular y es la causa que produce esa infinidad de caídas. Hoy en día, es la afección que me preocupa más.

He dejado la bici de montaña. Sobre todo, por tranquilidad de mi familia. Pero he encargado un triciclo eléctrico, a cambio de la bicicleta. De esta forma, mi familia estará tranquila, por la estabilidad que me conferirá ese vehículo de tres ruedas y así no abandono del todo, mi pasión por el campo y La Vall, porque podré acceder allí. Pero, claro, no podré hacer las excursiones “cañeras” que hacía antes, en las cuales incluso saltábamos las bicis por encima de las barreras. Tampoco creo que mis compañeros de bici, reduzcan su nivel para acompañarme. A lo mejor, alguna vez, mis hermanos.

Será una nueva etapa y me permitirá un desplazamiento más seguro, incluso en el pueblo. Porque podré prescindir de moverme siempre a pie.

El otro día, cruzando un paso de peatones, un vehículo no se apercibió de mi presencia y estuve a punto de caer, debido a que necesito tiempo para reducir mi marcha y las “sorpresas” me desequilibran, porque no puedo reaccionar inmediatamente. Si alguien me vio debía pensar que era indudable que me iba a caer, porque inicié una especie de baile inseguro; sólo el bastón me salvó de una caída cierta.

Además de ese incremento de la afectación a mi equilibrio, resulta que me siento más seguro andando, que detenido y erguido. Muchas veces, me cuesta mantenerme derecho parado o cuando inicio la marcha, después de estar un rato inmóvil, porque la descoordinación de mis piernas es ahora más evidente.

De todas formas, como ya he afirmado anteriormente, me recupero rápido de las caídas y las últimas han sido sin importancia: sólo rasguños y cardenales.

 

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He mencionado en anteriores publicaciones, el convencimiento propio de que las tres o cuatro generaciones vivas en este momento, estamos asistiendo a un cambio fundamental de la vida en este planeta, de forma que, por primera vez, en la historia de la humanidad, está en nuestra mano la destrucción del hábitat que nos sostiene o llegar a un desarrollo tecnológico e intelectual que pueda perpetuar la vida, como especie, en este planeta.

Por otro lado, este hecho, pone en evidencia, la frontera entre generaciones. Las más cercanas se pueden comunicar y entender, pero las más distantes no pueden.

Y pongo como ejemplo las cuatro generaciones de mi familia.

Los cuatro, somos los mayores de nuestra familia. Y, casualmente, todos varones.

Mi padre (ya fallecido), recibió una educación muy básica y perdió el tren de la tecnología actual. Si lo comparamos con mi nieto mayor, es como si éste fuera un alienígena para mi padre. Es un milenial que, desde que nació ha vivido entre las nuevas tecnologías y su aprendizaje es por intuición. Y, por tanto, la comprensión, con su bisabuelo no es posible. Incluso tampoco la comunicación, muchas veces.

En mi caso, mi conocimiento de las herramientas informáticas, han sido impuestas por la necesidad de desempeñar correctamente mi trabajo, durante la época laboral.

En el caso de mi hijo mayor, hizo caso de mi consejo en su juventud: aprender a manejar un ordenador e inglés (aprendizajes que se repiten con mis dos otros hijos). Ambas capacitaciones le sirven para desarrollar óptimamente su trabajo.

 

Si lo meditáis, el entendimiento entre la primera generación y la cuarta (mi padre y mi nieto mayor), no es posible. Y la segunda generación y la cuarta (yo y mi nieto), es bastante complicada, pero la tercera y cuarta (mi hijo y su hijo) y la segunda y tercera (yo y mi hijo) es más fácil.

 

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Muchos de los que leéis este blog, habéis recibido la alegre noticia de la aprobación de la Proposición no de Ley (PNL), condenando la persecución que sufren los bahá’is iranís, en su país. Por la que se insta al gobierno español a que haga un llamado a su homólogo iraní, para respetar los acuerdos en materia de Derechos Humanos y otras recomendaciones de la comunidad internacional, sobre la minoría religiosa, no musulmana, más numerosa de ese país.

Es la tercera PNL aprobada en este sentido (otras fueron en 2006 y 2009),

Deseamos encarecidamente, que esta nueva proposición, tenga más éxito que las anteriores.

Al hilo de los atropellos que sufren mis hermanos en la Fe en Irán, tengo un recuerdo por los muertos en nuestras fronteras, por parte de la policía marroquí y los fallecidos por arma de fuego en EEUU. (otra vez). Ayer se repitió.

Ambos temas (el incremento de la inmigración y la facilidad de acceso a las armas, por parte de los norteamericanos), son problemas sin solventar, enquistados durante demasiado tiempo, que urgen resolver.

Un recuerdo para las familias de los fallecidos.


                                                                Climent Sabater

                                                             https://estaesmienfermedad.blogspot.com/?m=1

 

 

 

 

 


Comentarios

  1. Hola Climent: es muy interesante la riqueza de tus experiencias con tus nietos y con tu familia en general en tu situación. Y posiblemente las podríamos comparar, aunque no exactamente, con la persecución de los bahá'í en Irán. Son sufrimientos que nos vienen datos por la vida y de los que aprendemos, no sin esfuerzo, pero quizás sí con beneficios para nuestra alma, aunque a nivel físico sean un martirio para nuestro cuerpo y nuestra mente. Es un misterio todo esto, aunque quizás cuando pasemos a esa segunda dimensión que nos espera inevitablemente más allá de esta terrenal, nos demos cuenta de cuál ha sido el resultado.

    Disfruta de tus nietos y de tu familia a fondo siempre que puedas. Un gran abrazo y recuerdos de Montse.

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