RIQUEZA

 

En mi última publicación, hace15 días, tuve una equivocación enorme: mencioné a Lerie, como nombre de la niña que sufre una grave enfermedad y el nombre correcto es Leire o Leyre, que corresponde al nombre de un monasterio de Navarra (la persona que me corrigió, también me informó). Quiero enviar recuerdos y muchos ánimos a ella y a su familia.

Aprovecho para traer aquí a una oración bahá’i para DIFICULTADES. Es una invocación preciosa y muy corta, donde se pide a Dios que haga descender “aquello” que reconfortará a sus siervos.

-      “Haz descender sobre tus siervos, aquello que reconfortará sus corazones, tranquilizará sus almas, renovará sus espíritus y aliviará sus cuerpos…”

 

En cuanto a mi día a día, con la enfermedad, las caídas son frecuentes (el sábado pensaba que me había roto un par de costillas. Tras las pruebas, resultó que es sólo muscular, pero duele igual ☹), no obstante, me recupero muy rápido.

Y duermo estupendamente, como hace años que no lo hacía, merced al nuevo tratamiento para los espasmos de mis piernas.

La bicicleta tendré que dejarla aparcada, una temporada. La semana que viene visito a mis nietos andaluces y la próxima, me operan para colocarme la válvula gástrica.

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OTRA ANÉCDOTA DE MI VIAJE A IRAN. -

En Isfahán, volvía sólo al hotel y me perdí. El GPS de mi móvil no me funcionaba, pero tenía una tarjeta del hotel. Comenzaba a llover y observé a un taxista parado en una esquina. Me dirigí a él y le mostré la dirección del hotel y, a la vez, vislumbré una jaula para pájaros en los asientos posteriores. Me hizo señas de que no estaba en servicio; ya me iba y volví sobre mis pasos, para pedirle ayuda de cómo llegar al hotel. Como respuesta, me invitó a entrar en el taxi.

No estaba lejos el hotel del lugar donde el taxi me recogió, pero el tráfico, en las grandes ciudades de Irán, es caótico y tardamos un buen rato.

Al llegar al hotel, le pregunté al taxista qué le debía y me contestó que me lo hacía gratis y “por amistad”: una persona que no había visto nunca y, seguramente, no volveré a ver jamás.

Pero la gente de Irán, son así, muy generosos, hospitalarios y afectuosos.

El recuerdo que atesoro de este viaje, es la forma de ser de los iraníes, más que los preciosos lugares que visitamos.

 

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RELATO DEL DIA. –

Cuando era joven, en pleno siglo pasado, el trabajo que realizaba, siempre de cara al público, me llevó a conocer, tratar y servir, a todos los nobles y terratenientes -en una palabra- los ricos del pueblo. (hoy en día, las circunstancias han cambiado bastante y muchos de esos nobles, venden sus haciendas).

Mi pueblo, tiene mucha historia y tradiciones enraizadas y también grandes propietarios que, por descendencia han heredado linajes nobles y grandes patrimonios. La huella más evidente está en el casco antiguo de Ciutadella: los palacios. Era casi un niño y muchas veces entraba en esas propiedades, para visitar a sus dueños, por una gestión, entregar o recoger un documento…

Y disfrutaba cuando entraba a las mansiones. Imaginaba cómo era la vida en aquellas grandes casas, hace mucho tiempo, con un ejército de criados, que vivían en viviendas minúsculas, anexas al palacio, y el señor que sólo daba órdenes. Su profesión era “propietario” (yo todavía lo he visto así expresado en su documento de identidad).

Estos nobles están tan integrados en la historia de mi pueblo que, la principal fiesta, desde hace más de cinco siglos, les reserva un puesto principal.

Estuve algunas veces, para una gestión u otra, en un local donde hacía de punto de encuentro de todos los ricos del pueblo. Sólo hombres, porque la mayoría de nobles eran varones. Para salvaguardar el patrimonio familiar y el apellido, casi todo lo heredaba el hombre mayor de la casa. De esta forma, cuando un noble se moría, si tenía diversos hijos, no se fraccionaba la heredad.

La parte importante, lo heredaba el mayor y los demás se tenían que conformar con lo que quedaba o conseguían alguna mejora con su hermano mayor.

Era un niño de 13 años (la década de los 70 del siglo pasado), cuando ocurría esto y me preguntaba muchas veces, qué habían hecho esta gente para conseguir lo que tenían. Habían tenido suerte por su nacimiento, nada más.

Había un famoso banquero que, cuando falleció, un periodista se entretuvo en hacerle las cuentas y calculó que, con su fortuna, 10.000 personas, podrían haber vivido. Pero al banquero no le alargó mucho la vida.

Pero esto es constante. He leído, en un informe de Intermón Oxfarm, que los 10 hombres más ricos del mundo, durante el año pasado, duplicaron su fortuna. Y al 1% de la población mundial, en 2021 no les fue mal. En cambio, al 99% de la población mundial, se deterioró su situación económica.

Termino transcribiendo unos Escritos Bahá’is, sobre el tema:

“(…) todos tenéis que ocuparos en oficios o profesiones, porque es ahí donde radica el secreto de la riqueza (auténtica).