09-11-2021



He cambiado de logopeda y hemos empezado muy bien. Me ha sugerido una técnica por la que puedo tragar mucho mejor los comprimidos o capsulas que tomo. ¡Un problema menos!

La verdad es que lo pasaba muy mal. Para beber, solamente, no tengo problema. Pero para pasarme los medicamentos sólidos con agua, sí. Me cuesta mucho ingerirlos.

Esta semana, iré a Barcelona, al Hospital de Bellvitge. Quieren hacerme pruebas de equilibrio, para comprobar si tuviera arreglo y sin relación con la enfermedad.

Ciertamente, este problema se ha incrementado. Ayer, bajé a tirar la basura, y ya sabéis que hay que apretar la palanca con un pie para que se levante la tapa del contenedor, al tiempo que introduces la bolsa; ese movimiento del brazo balanceando la basura, junto con el hecho de tener sólo un pie en contacto con el suelo, hizo que perdiera el equilibrio y me caí sobre mis posaderas y el móvil, que casi se rompió. Es que, si no tengo los pies perfectamente anclados, los dos, en el suelo, pierdo el equilibrio. Y hace de una faena sencilla, una actividad peligrosa.

Tengo esperanzas de que, los médicos, encuentren una solución a mí problema. Porque hasta montar en bici, me produce aprensión.

No obstante, no me desanimo. Sigo llevando una vida muy activa.

Esta semana, he visto una noticia, que me ha hecho recordar mi afición a observar las grandes aves de Menorca. Un cantante local, Cris Juanico, en colaboración con el G.O.B., una asociación ecologista balear, ha realizado una suelta de un alimoche joven, que la asociación había curado de las heridas que sufrió con un cable.

Recordareis que el Alimoche, familiar del buitre, es el ave de mayor envergadura de Baleares, sus alas abiertas miden casi tres metros, pero el Milano Real, poco menor de tamaño, es el ave más bonita que sobrevuela los cielos de Menorca. Suele ir en solitario, al contrario del alimoche, que es más gregario y nunca va solo. Cuando veo uno de estos ejemplares, por cierto, muy feo como su primo el buitre, me afano en buscar su pareja y siempre la encuentro. Montando en bici, he encontrado una guarida de alimoches. A veces, en un solo árbol, permanece todo el clan.

En cambio, el Milano, es solitario y precioso. Es parecido a un águila pequeña, provisto de las mismas garras y pico, pero tiene una cola en forma de abanico, que le permite cambiar de rumbo de vuelo a voluntad.

Mi observación de las aves, hace surgir en mí, el defecto de la envidia, al ver su capacidad de elevar el vuelo y poder observar todo desde una situación privilegiada. El video de la suelta del alimoche herido, muestra un punto muy elevado y el animal comienza a planear sobre bosques y playas. ¡Qué envidia!

Es que he soñado muchas veces que vuelo, pero casi a ras de suelo. No obstante, ¡vuelo!

A lo mejor por eso, el año pasado volé en parapente, con instructor a mi espalda; fue casi una hora de experimentar, algo similar a lo que sienten las aves.

Sin embargo, he meditado sobre los privilegios de las aves y entiendo que, los humanos no tenemos la capacidad de volar, pero tenemos la capacidad de introspección, o de mirarnos a un espejo o imaginar el futuro, capacidades que les falta a los animales. Por tanto, ellos no son conscientes de cómo son y de las prerrogativas que tienen.

Ya veis, desearía volar, pero como consolación, disfruto de observar las aves que anidan en Menorca. La semana pasada, hable de los estorninos, hoy del alimoche y el milano.

La semana que viene, hablaré de mis recuerdos y “aventuras” de cuando era un chiquillo. Un privilegio que han perdido los niños de hoy.

 



 

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